(Por Fabian Vargas) Y un día el Lobo volvió a ganar de local. ¡Y de qué manera! Es que Gimnasia apabulló a Independiente en el “23 de Agosto”, a fuerza de buen fútbol y, sobre todo, goles. El debut del “Mariscal” Héctor Arzubialde al frente de la dirección técnica del Lobo no podía ser mejor. Victoria por 4 a 1.
El equipo no sólo jugó bien, sino que anuló por completo a su rival: un Independiente falto de ideas, con un Rolfi Montenegro apagado y con jugadores con poco ruedo en Primera División. Por su parte, Arzubialde mantuvo la línea de tres con la que venía trabajando Labruna, pero cambió a los protagonistas.
De esa forma, la defensa quedó conformada con Ramasco, Desvaux y Cahais, en la lugar de Rocco, Loeschbor y Desvaux. En el medio no hubo cambios, se mantuvieron Busse, Iuvalé, Mateo y Ricky Gómez. Y arriba, ingresó Arraya por Calandria.
Y el equipo pareció encontrar el rumbo, ya que tuvo muchos puntos altos: Ferradas, Busse, Ramasco, Mateo y Iuvalé. Arraya demostró entrega y se fue aplaudido por la gente, luego de una semana difícil.
La actitud del equipo fue distinta, ya que fue a buscar el partido de entrada. Ya a los 2’ de juego Arraya tuvo una posibilidad que le tapó Assmann. A los 5’ Arraya volvió a tener una chance mediante un cabezazo que se fue cerca. El Lobo ya era más que Independiente. Más tarde, Ferradas remató y tras un rebote en Mareque, la controló el arquero visitante.
Luego, el partido cayó en un pozo en el que el partido se volvió malo y ninguno de los dos equipos creaba situaciones. Hasta que a los 35’ Ricky Gómez pateó un córner (hasta ese momento los había pateado todos Luna), y luego de una serie de rebotes, la pelota le quedó a Matías Cahais dentro del área y definió bajo y cruzado para poner el 1 a 0 en el marcador.
En el segundo tiempo, ya al minuto de juego, el Lobo avisaba con un remate de Luna, que le pegó mal y desperdiciaba la primera chance de gol del complemento. Enseguida, a los 3’ Ferradas tuvo otra situación clara. Ya se notaba que la actitud era otra.
Tres minutos más tarde, Ferradas desbordó por el sector izquierdo y logró meter un centro que Busse bajó muy bien dentro del área (inexplicablemente solo) y no tuvo más que rematar junto al palo izquierdo de Assmann y poner el 2 a 0 en el marcador.
Recién a los 8’ de la segunda parte, el Rojo pudo llegar con peligro al arco de Pezzutti, con una entrada del chico Mazola, que Pezzutti supo cortar rápidamente. A los 18’ Busse le pegó de media distancia, exigiendo a Assmann a sacar la pelota al córner, ya que se le colaba por abajo del cuerpo.
Gimnasia seguía siendo más que su rival, que no inquietaba al arquero ex Racing Club. Sólo un remate de Montenegro y nada más. Arzubialde decidió cuidar el resultado y mandó a la cancha a Ladino por Luna para formar una línea de cuatro en el fondo. De ahí en adelante fue todo del Lobo, primero lo tuvo Miranda (que ingresó por Arraya) y su remate salió al lado del palo.
Luego, a los 30’ Ricky Gómez hizo una gran jugada por el sector izquierdo y Ferradas no tuvo más que empujarla contra la red: 3 a 0 y partido liquidado. Unos minutos más tarde, Ferradas tuvo el cuarto con un remate que se fue arriba del travesaño. La tribuna gritaba ole y los jugadores del Lobo se floreaban. Costaba creer que éste equipo era el mismo que no le metí goles a nadie.
A los 41’ el equipo de Santoro descontó a través de un tiro libre que el Rolfi Montenegro clavó en el ángulo de un lesionado Pezzutti. Y ya en tiempo de descuento, el otro Montenegro, el nuestro, Ariel –que había ingresado por Busse y para no ser menos que su hermano- clavó el cuarto del Lobo también de tiro libre para sentenciar el resultado.
El cambio de actitud que demostró el equipo fue notable. Quizá esto se deba a la mano del nuevo entrenador, que más que “Mariscal”, pareció oficiar de “Mago”, transformando a un equipo que , luego de las presentaciones ante Lanús y Huracán, parecía haber tirado la toalla. Si se mantiene esta actitud, el Lobo todavía puede soñar.
El equipo no sólo jugó bien, sino que anuló por completo a su rival: un Independiente falto de ideas, con un Rolfi Montenegro apagado y con jugadores con poco ruedo en Primera División. Por su parte, Arzubialde mantuvo la línea de tres con la que venía trabajando Labruna, pero cambió a los protagonistas.
De esa forma, la defensa quedó conformada con Ramasco, Desvaux y Cahais, en la lugar de Rocco, Loeschbor y Desvaux. En el medio no hubo cambios, se mantuvieron Busse, Iuvalé, Mateo y Ricky Gómez. Y arriba, ingresó Arraya por Calandria.
Y el equipo pareció encontrar el rumbo, ya que tuvo muchos puntos altos: Ferradas, Busse, Ramasco, Mateo y Iuvalé. Arraya demostró entrega y se fue aplaudido por la gente, luego de una semana difícil.
La actitud del equipo fue distinta, ya que fue a buscar el partido de entrada. Ya a los 2’ de juego Arraya tuvo una posibilidad que le tapó Assmann. A los 5’ Arraya volvió a tener una chance mediante un cabezazo que se fue cerca. El Lobo ya era más que Independiente. Más tarde, Ferradas remató y tras un rebote en Mareque, la controló el arquero visitante.
Luego, el partido cayó en un pozo en el que el partido se volvió malo y ninguno de los dos equipos creaba situaciones. Hasta que a los 35’ Ricky Gómez pateó un córner (hasta ese momento los había pateado todos Luna), y luego de una serie de rebotes, la pelota le quedó a Matías Cahais dentro del área y definió bajo y cruzado para poner el 1 a 0 en el marcador.
En el segundo tiempo, ya al minuto de juego, el Lobo avisaba con un remate de Luna, que le pegó mal y desperdiciaba la primera chance de gol del complemento. Enseguida, a los 3’ Ferradas tuvo otra situación clara. Ya se notaba que la actitud era otra.
Tres minutos más tarde, Ferradas desbordó por el sector izquierdo y logró meter un centro que Busse bajó muy bien dentro del área (inexplicablemente solo) y no tuvo más que rematar junto al palo izquierdo de Assmann y poner el 2 a 0 en el marcador.
Recién a los 8’ de la segunda parte, el Rojo pudo llegar con peligro al arco de Pezzutti, con una entrada del chico Mazola, que Pezzutti supo cortar rápidamente. A los 18’ Busse le pegó de media distancia, exigiendo a Assmann a sacar la pelota al córner, ya que se le colaba por abajo del cuerpo.
Gimnasia seguía siendo más que su rival, que no inquietaba al arquero ex Racing Club. Sólo un remate de Montenegro y nada más. Arzubialde decidió cuidar el resultado y mandó a la cancha a Ladino por Luna para formar una línea de cuatro en el fondo. De ahí en adelante fue todo del Lobo, primero lo tuvo Miranda (que ingresó por Arraya) y su remate salió al lado del palo.
Luego, a los 30’ Ricky Gómez hizo una gran jugada por el sector izquierdo y Ferradas no tuvo más que empujarla contra la red: 3 a 0 y partido liquidado. Unos minutos más tarde, Ferradas tuvo el cuarto con un remate que se fue arriba del travesaño. La tribuna gritaba ole y los jugadores del Lobo se floreaban. Costaba creer que éste equipo era el mismo que no le metí goles a nadie.
A los 41’ el equipo de Santoro descontó a través de un tiro libre que el Rolfi Montenegro clavó en el ángulo de un lesionado Pezzutti. Y ya en tiempo de descuento, el otro Montenegro, el nuestro, Ariel –que había ingresado por Busse y para no ser menos que su hermano- clavó el cuarto del Lobo también de tiro libre para sentenciar el resultado.
El cambio de actitud que demostró el equipo fue notable. Quizá esto se deba a la mano del nuevo entrenador, que más que “Mariscal”, pareció oficiar de “Mago”, transformando a un equipo que , luego de las presentaciones ante Lanús y Huracán, parecía haber tirado la toalla. Si se mantiene esta actitud, el Lobo todavía puede soñar.