Desde que Héctor Arzubialde asumió como técnico en Gimnasia, el Lobo cambió la cara: ganó dos encuentros consecutivos y ahora al menos sabe a qué juega.
El Bicho, que tuvo desde el principio a Peñalba y Hauche sentados en el banco de suplentes, fue un poco más en el primer tiempo, pero nunca logró llegar con claridad al arco rival. La mejor para los locales estuvo en los pies de Ciro Rius, quien recibió una gran asistencia de Quiroga y no logró definir bien ante el rápido achique de Pezzutti.
El arquero del Lobo fue una de las figuras de la tarde y respondió siempre con sobriedad ante cada ataque del Bicho. Por su parte, Gimnasia armó una línea de cuatro defensores (no estuvo Héctor Desvaux por un problema personal) y se paró de contraataque. En los 45 minutos, los de Arzubialde nunca atacaron con decisión y se dedicaron a aguantar: a priori, el empate no venía nada mal, ya que había que sumar como sea porque el equipo está muy comprometido con el Promedio.
En el complemento las cosas siguieron iguales hasta que a los 14 el Lobo acertó con una contra: Arraya la armó, descargó con Walter Busse y fue a buscar el balón adentro del área para mandarlo a la red. Entonces Argentinos sintió el mazazo: los jugadores comenzaron a escuchar los murmullos de la tribuna y se cayeron anímicamente. Gimnasia estuvo más cerca de marcar el segundo que el local de conseguir la igualdad. Vivas trató de cambiar el rumbo del partido, mandó a la cancha a Hauche y Peñalba y armó un sistema con tres delanteros. Pavlovich tuvo dos claras sobre el final para los de La Paternal: un derechazo que se fue besando el poste derecho de Pezzutti y un cabezazo de espaldas al arco que se estrelló en el travesaño.
La última fue para Gimnasia, con un remate del ingresado Luna que no pudo ser gol por la espectacular reacción de Torrico. La alegría fue toda para el Lobo, que aunque se mantiene en puestos de descenso directo todavía sueña con la salvación y que, asimismo, pudo sumar de a tres fuera de casa tras una racha negativa de 25 partidos.