domingo, 2 de noviembre de 2008

EL LOBO LO TALADRÓ SOBRE EL FINAL


(Por Fabian Vargas) “Si el Lobo juega de local, vos fumá”. Así definiría Carlín Calvo la campaña del equipo de Labruna en el “23 de Agosto”. Porque Gimnasia se hizo invencible en su reducto (salvo la derrota con Colón y el empate con Argentinos, ganó todos los partidos) y esta vez la víctima de turno fue Banfield, le ganó 2 a o con goles de Ricky Gómez y Arraya.

Banfield empezó el partido un poco mejor que el Lobo, pero no lo lastimaba. Los de Labruna entendieron entonces que ellos si tenían que lastimar al Taladro. Y apareció Arraya con un tiro al arco, que el juvenil Bologna sacó al córner. Luego Bertolo (el mejor del Taladro) le cedió una pelota a Bustamante, que la mandó afuera.

El partido era aburrido, pero de vez en cuando había alguna llegada. Emmanuel Pío desbordaba constantemente por el costado izquierdo de la defensa de Gimnasia. Pero todos los intentos morían en el chileno Rocco, una verdadera muralla en la tarde-noche de la Tacita de Plata. A los 32’ Carranza nos sacó del soponcio con un tiro de afuera del área que se fue cerca, mientras Bologna hacía vista inexplicablemente.

Unos minutos más tarde, a los 38’, Ricky desbordó por la izquierda y metió un centro que cabeceó… ¡¡¡Carranza!!! Sí, el más chiquito de la cancha ganó en el área de Banfield y la pelota fue controlada por el arquero. Los de Burruchaga no quisieron quedarse atrás y Bertolo casi abre el marcador con un tiro que Pezzutti sacó con lo justo al tiro de esquina.

Ya cuando agonizaba el primer tiempo, a los 44’, hubo un tiro libre para Banfield en el borde del área grande, como si fuera un córner corto en el jockey. Erviti tiró el centro que no pudo conectar Federico Nieto y la pelota le quedó a Bertolo, que ante la presión de Ricky Gómez la perdió y entonces Ricky encabezó una contra letal. Durante esa corrida del diez, la gente no paraba de insultarlo porque por la derecha picaba solo Carranza y Ricky no se la daba. Y no se la dio. Prefirió encarar él y pegarle al arco desde afuera del área y la clavó junto al palo derecho de Bologna. Ahí abajo, donde los arqueros no llegan. Y el Lobo se fue al descanso con una merecida ventaja.

El segundo tiempo no se caracterizó por lo futbolístico. Se cometieron muchos errores de los dos lados. Como en una que Loeschbor se equivocó a los 7’ y casi termina en gol de Nieto, que el propio defensor sacó en la línea. El Lobo contestó con un ataque encabezado por Arraya, que le dio un pase inmejorable a Carranza. El delantero metió una volea impresionante de zurda que se estrelló en el palo. Y luego Mateo (que ingresó por Montenegro) sacó otra de Nieto sobre la línea a los 16’. El partido parecía armarse, pero era solo un espejismo, porque recién a los 35’ iba a llegar una nueva jugada de peligro. Maxi Laso se perdía el empate para el taladro. Y también Erviti, que cabeceó al lado del palo.

Banfield quería empatarlo, pero no encontraba la forma. En cierto modo, el final se pareció al partido con River, donde el visitante buscaba como sea el empate que no iba a llegar. Y en la última jugada, a los 48’, Fileppi encabezó una contra para el Lobo, la aguantó bien sobre el campo contrario y lo esperó a Arraya que picó habilitado y quedó mano a mano con Bologna. Esta vez el delantero definió bien y liquidó el partido para el delirio de los hinchas jujeños. 2 a 0 y a otra cosa.

Una vez mas en La Tacita de Plata el Lobo se hace fuerte, consigue los tres puntos, convierte y logra evadir el tan temible descenso directo. Pero para que las cuentas den, deberá sacar puntos de visitante. Esa es la cuenta pendiente que tiene este equipo, que no resigna la idea de jugar bien por sobre todo. Eso a los hinchas les gusta.