Gimnasia volvió a empatar como visitante en el Torneo Nacional, en su carrera por volver a
En la previa se sabía que al “Pirata” le cuesta mucho hilvanar jugadas elaboradas en ataque y que comete errores defensivos muy puntuales. También se sabía que el “Lobo” es un equipo que hace de su defensa su mejor arma, que se abroquela bien atrás y que es un conjunto ordenado. Con estos elementos se caía de maduro que el resultado iba a ser un empate: Gustavo Balvorín marcó (de penal) para la visita, pero rápidamente lo igualó Martín Andrizzi.
El primer tiempo rozó por momentos el suplicio. Belgrano que no podía bajo ningún aspecto vulnerar el cerrojo que había planteado Francisco Ferraro. César Pereyra y Héctor Cuevas aparecían muy aislados de sus compañeros evidenciando la falta de un armador en el “celeste”. No obstante se la ingeniaron para perpetrar una interesante jugada: Cuevas se juntó con Pereyra, el “Picante” le tiró un soberbio caño a Leonardo Ferreyra, y el balón derivó en los pies de Guillermo Farré quien remató al gol, pero apareció Pablo Bangardino para controlar con total seguridad.
César Mansanelli es un eximio ejecutante de tiros libre, por eso es el encargado de cada pelota parada con intenciones ofensivas para la “B”. El “Hacha” tuvo una buena posibilidad para abrir el marcador: con el esférico ubicado para su mejor perfil y el arquero cubriendo su palo, sólo la barrera se interponía entre la pelota y el gol. Mansanelli remató, la redonda pedía destino de ángulo, pero no… se fue un cachito por encima del travesaño. Sólo así llegó Belgrano en los primeros 45 minutos, con remates de media distancia.
El complemento también fue mal jugado, pero al menos ganó en emotividad. Hubo un desarrollo más intenso, por momentos de ida y vuelta, con un poco más de llegadas, los goles y un final dramático. Cuevas remató casi desde el área chica, pero Bangardino despejó muy bien. Pereyra cambió de frente hacia Mansanelli, el “Hacha” le dio con todo, despejó el arquero del conjunto jujeño y el “Tanque” Cuevas completó con un nuevo disparo sólo para agigantar la figura del 1 de la visita.
Gimnasia tenía un córner a favor. Llegó el centro, pelota al área, nadie la pudo despejar y Andrizzi, en una mezcla de ingenuidad y torpeza, abrazó a un rival dentro de la 18 y lógicamente José Capraro cobró penal. Balvorín se hizo cargo de ejecutar la pena máxima y definió como lo que es: un delantero con años de experiencia sobre el lomo, y pateó con total tranquilidad, de derecha, cara interna, acomodando la pelota sobre el palo izquierdo de Juan Carlos Olave que se había tirado hacia el otro lado.
Otra vez en desventaja, el conjunto de “Chiche” Sosa debió salir con la desesperación de verse abajo en el marcador y el agregado de la contraproducente impaciencia de la gente. A pesar de que el panorama pintaba complicado, el empate llegó rápidamente: Mansanelli llegó al fondo por el carril derecho, metió el centro, Cuevas cabeceó a quemarropa, despejó Bangardino y Andrizzi apareció para empujar la pelota con el arco a su merced. De villano a héroe en seis minutos, el ex San Martín de Tucumán marcó el
Luego llegaría una serie de jugadas que pudieron desnivelar el marcador para alguno de los lados: Guido Milán se perdió el gol absolutamente sólo tras un cabezazo. El ingresado Mariano Campodónico ganó la posición por derecha y remató desviado. Franco Vázquez ya estaba en cancha, se juntó con Campodónico, este cedió para Juan Carlos Maldonado (que también saltó desde el banco) y sacó su típico fierrazo de zurda que se fue cerca. Como suele pasar, se vio un final intenso y dramático, pero sin incidencias.